terça-feira, 14 de agosto de 2012

El comentario de textos literarios y su aplicación a la enseñanza del español como lengua extranjera

•JUAN PAREDES NÚÑEZ
Universidad de Granada
Sin intención alguna de entrar en consideraciones programáticas o metodológicas,
ni mucho menos administrativas, acerca de la separación, necesaria
tal vez desde la especialización de los planes de estudio, de las disciplinas
de Lengua y Literatura, por encima del enfoque global filológico, no cabe
duda de que ambas materias caminan juntas, interrelacionándose y explicándose
mutuamente, inexorablemente unidas eh su desarrollo y conformación.
Esta simple reflexión, realizada en el plano teórico, conlleva inmediatas
consecuencias metodológicas que en el plano de la praxis alcanzan rápida
concretización.
Tal vez sea en el ámbito específico, aunque no por ello menos dilatado, de
las lenguas y literaturas románicas donde esta consideración previa logre un
mayor grado de aplicación necesaria y unas consecuencias inmediatas, extrapolables
a un plano teórico y práctico mucho más general.
Efectivamente, el estudio de las lenguas y literaturas románicas entra de
lleno en el terreno de la Filología.
La índole de nuestra materia impone una metodología particular motivada
por las lenguas en que aparecen los monumentos literarios románicos.
Esta primera consideración nos obliga a partir del presupuesto básico imprescindible
del conocimiento de estas lenguas. Un conocimiento que no sólo ha de
ser lingüístico —sin conocer la letra no podemos penetrar el espíritu—, sino
filológico: tradición y transmisión del texto, fijación, lectura, traducción e interpretación.
Estos conocimientos son aplicables tanto a los textos medievales
como a los modernos, aunque naturalmente son más apropiados a los primeros.
Hoy contamos con aproximaciones científicas de investigadores como Le
Goff, Puby, KOhler, Hans-Rpbert Jauss, Cesare Segre, Paul Zurnthor, etc.,
que, desde perspectivas distintas, aportan elementos e interpretaciones esenciales
para el mundo románico y, en definitiva, el europeo occidental. Sus estudios parten siempre de datos verificables y no de teorías, más o menos convincentes,
y gozan del privilegio de lo estadístico que, sin ser un argumento
irrefutable, si es un elemento imprescindible para conocer la extensión de
una apreciación cualitativa. A estas interpretaciones histórico-sociales, estructuralistas
o semióticas hay que añadir las de aquellos investigadores que se
aproximan a las mentalidades. Unas y otras han tenido que examinar los textos,
principales y únicos testigos de una época, de unidad fragmentada, en
que estas lenguas y literaturas comenzaban su período de desarrollo y formación.
El texto, como dice Paul Zumthor, está ahí, dispuesto a sufrir nuestra agresión,
pero nunca nos devolverá su verdadero contenido, su mensaje, si antes
no nos desnudamos de nuestra "historicidad" y nos trasladamos a la de él.
Más aún, el texto, como indica su propia etimología, es una textura, un tejido
hecho de lenguaje intencionado que se proclama por sí mismo.
La encuesta, el cómputo o la matemática, tan en boga en la actualidad, resultan
también, en este sentido, elementos válidos para penetrar en el texto,
en su "literalidad".
El acercamiento a los textos es básico. No se puede hablar de literaturas
románicas sin un profundo conocimiento de sus producciones. Difícilmente
se puede conocer un autor sin haber leído su obra.
Naturalmente en un período de iniciación estas obras han de ser leídas en
una de las traducciones existentes en la actualidad, prueba del interés despertado
por la literatura románica medieval, o en versiones modernas. En este
sentido hay que destacar la extraordinaria labor llevada a cabo por algunas
editoriales como Ediciones Siruela, que publica una selección de lecturas medievales;
PPU, Alianza Editorial o Quaderns Crema, con su colección Biblioteca
Filológica.
Hay que tener un especial cuidado, sin embargo, para evitar el peligro de
que el alumno se conforme únicamente con la versión moderna, convirtiendo
lo que es un medio de iniciación y apoyo en un fin en sí mismo. Es necesario
acudir al texto en su versión original.
"Los textos —dice Alonso Zamora Vicente— además de mostrar en carne
viva la tradicional andadura de nuestros estudios, colocan al lector dentro de
la peripecia sociocultural que los produjo". El profesor de Filología Románica
"deberá limitarse, dentro de la más ahilada humildad, a despertar en sus
alumnos las innúmeras concomitancias que el texto refleja. Las que fueron
exactamente, ni una más ni una menos, de la colectividad donde se escribieron
esos textos".
Y es aquí donde entra de lleno el Comentario de textos que se configura, por
la índole específica de la materia a que nos venimos refiriendo, como uno de
los elementos pedagógicos esenciales. Se trata de seleccionar una serie de textos
de los períodos, autores y obras más significativos, cuyo comentario se realiza
en clase como apoyo básico del tema, o en régimen de seminario. Aquí
los conocimientos lingüísticos y filológicos son esenciales. En este terreno
contamos también con algunos materiales pedagógicos importantes.Por lo que respecta a la metodología del comentario de texto, se deben
cumplir tres objetivos fundamentales:
1. Familiarizar al alumno con la lengua.
2. Ofrecer el contacto directo con los problemas de la historia literaria
(temas, motivos, precedentes, repercusión, etc.).
3. Facilitar una adecuada valoración estética.
Hay que partir de la comprensión literal, facilitando el acceso al texto a
partir de los conocimientos iniciales de la lengua y con la ayuda de los elementos
filológicos, de gramática histórica, que permitan poner en relación los
términos, para el establecimiento de su sentido y, posteriormente, realizar su
traducción. Su finalidad última es habituar al estudiante a la síntesis enriquecedora
de lectura y comprensión.
Las implicaciones metodológicas que el comentario de textos literario
puede tener, desde esta perspectiva, para la enseñanza del español como lengua
extranjera son evidentes.
En una primera apreciación hay que subrayar la importancia del texto literario
en cuanto acceso a un nivel de lengua, en términos genéricos, específico,
cultural, esencial en sí mismo para la conformación del "espíritu de la lengua"
y el término inextricablemente unido a ella, al menos desde la perspectiva
francesa, de civilización.
En ese sentido, el comentario de texto literario cumple un objetivo múltiple
que la propia mecánica metodológica estructura con facilidad:
1. La primera fase es la que podemos llamar de comprensión. La comprensión
literal del texto obliga a una tarea previa de búsqueda y explicación
de los términos, expresiones y giros más complejos.
2. La concretización del tema es la prueba más fehaciente de que se ha
llegado a esta comprensión literal. De ahí la conveniencia metodológica de
intentar precisarlo con la mayor brevedad posible, estando esta última en relación
directa con la capacidad de comprensión.
3. La tercera fase está dedicada al estudio de la estructura. Las partes en
que el texto puede dividirse, puntos de vista y perspectiva de la narración.
4. Significación. En realidad todos los elementos del comentario están
dirigidos hacia esta última fase y sólo ella determina la comprensión total del
texto y la madurez del alumno, capaz de asimilar todos los pasos previos para
llegar a esta síntesis final.
Como ejemplo práctico hemos seleccionado un cuento de Francisco
Ayala que, en su misma brevedad, puede servirnos a modo de explicación. Se
trata del titulado A las puertas del Edén, incluido en El jardín de las delicias.
1. Para la comprensión literal del texto será necesaria, tras una primera
lectura, la explicación de ciertos vocablos, que ya el alumno ha debido consultar
previamente en el diccionario, de más difícil comprensión, relativos a
campos semánticos diferentes sobre el mundo de las plantas: heléchos, jacintos,
palmeras, frutas desabridas, hojas mustias, invernadero; el mobiliario:biombo chino, oloroso cedro, madera esponjosa, quebradiza, abarquillada;
tipos de pájaros: gorrión; accesorios de pintura: paleta, caballete; adjetivos
como anodino, convencional, frío, estupefacto (estos dos últimos referidos a
estados anímicos) o expresiones elaboradas como "sombrero traspasado de
agujones". Sobre todos estos términos pueden realizarse ejercicios de aplicación
con usos diferentes.
2. El tema es bastante fácil de concretar: se trata de un relato, en clave
autobiográfica, sobre un recuerdo infantil. El niño pide a su madre que le
pinte un pájaro que su hermano, envidioso, termina por destrozar.
3. Por lo que se refiere a la estructura habrá que diferenciar tres partes,
íntimamente relacionadas entre sí:
Primera parte: Comparación del jardín del abuelo (quien por cierto, y
para esto tenemos que acudir a las referencias biográficas del autor, fue rector
de la Universidad de Granada) con el Paraíso. Inmediatamente evocado por
la alusión a la lección de Historia Sagrada y al Árbol de la Ciencia, que el naranjo
enano intenta emular:
"Cada vez que, en la lección de Historia Sagrada volvían a describirnos con
las vagas ponderaciones de siempre la belleza incomparable del Paraíso Terrenal,
a mí se me pintaba en la imaginación, no como el jardín botánico,
demasiado espeso y sombrío, ni como el parquecito de la Retreta, demasiado
abierto, sino que lo veía parecido al invernadero de casa; ¿pues hubiera podido
concebirse nunca paraje más delicioso que aquella especie de terraza, o
más bien patio alto, cerrado con cristales, al que sólo el abuelo —quizá, pen- •
sábamos, por alguna de sus confusiones de viejo— se obstinaba en llamar la
estufa? Estufa —pensábamos—, porque cuando hace sol él se sienta ahí tan
abrigado como junto a su estufa de la sala... Nuestro invernadero estaba
lleno de plantas preciosas, heléchos, jacintos y palmeras de variedades increíblemente
diversas, que mamá cuidaba y contemplaba mucho; y si el famoso
Árbol de la Ciencia, corpulento en exceso, no se encontraba allí teníamos
en cambio un naranjo enano que, desde su orondo macetón, nos obsequiaba
con frutas algo desabridas, cierto, pero no por eso menos codiciadas".
Segunda parte:
Evocación de la niñez a través del recuerdo del jardín, las naranjas, los
peces, los pájaros, hasta centrarse, de forma traslaticia, en las figuras de los
pájaros del biombo en torno a las que se va a desarrollar la acción, entroncada
en el pasado. La evocación está tocada de biografismo. Conservamos incluso
un cuadro de la madre sobre el jardín del abuelo, evocado también por
el autor en el cuento Nuestro jardín.
El recuerdo de la niñez va poco a poco concretándose, a modo de una cámara
cinematográfica que en traveling nos acercara a un primer plano para
luego de nuevo alejarnos de él, hasta centrarse en la escena infantil que el
cuento relata. La madre da vida a uno de los pájaros del biombo en la tablillaen la que el niño ha cifrado toda su ilusión infantil, rota de inmediato por la
envidia del hermano.
Tercera parte. A modo de conclusión:
"Yo me daba cuenta de que eso era para consolarme; pero no, que ya no
podía quedar como antes.
¿Quedó como antes? Es curioso que no consigo acordarme de nada más relacionado
con la tablita: lo que ocurrió luego, a donde fue a parar. Supongo yo
que de repente perdí interés en ella. Tampoco mi madre siguió pintando. Vinieron
otros hijos, niños y niñas, nuevas obligaciones. Y de ahí en adelante
ya nunca volvió a tener holgura ni gusto para ese agradable pasatiempo".
La conclusión, insinuada ya en el mismo título del cuento y en la inicial
descripción del Paraíso-jardín, ahora perdido, con la inocencia, se refuerza
con la consideración del texto en el contexto de la obra a que pertenece y en
la experiencia creativa del autor.
El relato, efectivamente, va colocado como frontispicio de la segunda
parte, Días felices, de El Jardín de las delicias, título altamente significativo también
en su correspondencia plástico-literaria, que recorre toda la obra en función
esencial intensificadora, con el tríptico homónimo del Bosco, cuyos paneles
laterales contrapuestos, el Infierno y el Paraíso, constituyen una visualización
traslaticia de las dos partes del Jardín.
La primera, Diablo mundo, tiene el sentido de lo inmediato, lo presente, lo
objetivo, lo tangible de las cosas próximas. En la segunda, por el contrario,
predomina el recuerdo, el lirismo, la intimidad, el sentido del paso del tiempo.
El infierno entrevisto en Diablo mundo da paso —en sentido trascendente— a
los Días felices, con la nostalgia del paraíso vislumbrado en A las puertas
del Edén.
El texto se articula a través de la perspectiva del narrador en un continuo
recorrido entre el pasado y el presente que da paso al punto de vista del narrador
adulto o el narrador infantil, que atualiza en el relato la evocación.
A la descripción pormenorizada, culturalista, del jardín o a expresiones de
cuidado estilo suceden otras, más ingenuas, descuidadas, objeto detallado del
comentario, que delatan la presencia infantil. Será necesario destacar ejemplos
de los dos planos de expresión.
El texto sirve así como sugerencia para el diálogo y orientación a la lectura.
Actúa como comprensión globalizadora y abre múltiples posibilidades,
desde la propia dinámica de su explicación concreta, tanto desde el punto de
vista estrictamente lingüístico como literario, y ambos imbricados entre sí
para su aplicación práctica en la enseñanza del español.

Vuelve a Empezar de Cecilia Prezioso

Vuelve a Empezar
Aunque sientas cansancio
Aunque el triunfo te abandone.
Aunque un error te lastime.
Aunque una traición te hiera.
Aunque una ilusión se apague.
Aunque el dolor queme tus ojos.
Aunque ignoren tus esfuerzos.
Aunque la ingratitud sea la paga.
Aunque la incomprensión corte tu risa.
Aunque todo parezca nada...
vuelve a empezar.

EL SABIO

Capítulo 6: El sabio
 
 
76. Si uno encuentra un hombre sabio, quien como un descubridor de tesoros te señala tus defectos y te llama la atención sobre los mismos, debe asociarse con tal persona. Uno irá bien y no mal en la compañía de esta persona. 
77. Dejadle que os aconseje y exhorte y os disuada del error. Esta persona es valiosa para los nobles, pero desagradable para los mezquinos. 
78. No os asociéis con amigos mezquinos; no mantengáis la compañía de hombres innobles. Asociaos con amigos nobles; conservad la compañía de los mejores entre los hombres. 
79. Aquel que bebe en la fuente de la Enseñanza vive felizmente con una mente serena. El hombre sabio siempre goza en la Enseñanza proclamada por los nobles iluminados. 
80. Los que riegan, canalizan el agua; los arqueros enderezan la flecha; los carpinteros tallan la madera; los sabios se disciplinan. 
81. Como una sólida roca no se mueve con el viento, así el sabio permanece imperturbado ante la calumnia y el halago. 
82. Como un lago profundo es transparente y tranquilo, así se vuelven los sabios al escuchar la Enseñanza. 
83. El santo se desapega de todo y no se implica en la avidez sensual. Cuando le alcanza la felicidad o el sufrimiento, con sabiduría no se deja afectar ni por la euforia ni por el abatimiento . 
84. Ni para sí mismo ni para otros desea hijos, riquezas o reinos; ni con equívocos busca su propio éxito. 
Una persona así es, por supuesto, virtuosa, sabia y recta. 
85. Pocos entre los seres humanos son los que cruzan a la otra orilla. La mayoría solamente suben y bajan por la misma orilla. 
86. Pero aquellos que obran rectamente de acuerdo con la Enseñanza, que está bien establecida, cruzan más allá de las pasiones y alcanzan el Nibbana. 
87-88. Viniendo desde el hogar al estado sin hogar, que el hombre sabio abandone los estados de ofuscación y cultive la lucidez. Por difícil que resulte, que busque el deleitamiento y el disfrute en el desapego. Superando los placeres sensuales, sin impedimentos, el sabio se libra a si mismo de las impurezas de la mente . 
89. Aquellos que perfeccionan sus mentes en los Factores de Iluminación, sin ataduras, deleitándose en el abandono de la avidez, esos, libres de corrupción, esclarecidos, alcanzan el Nibbana incluso en este mundo